Nunca tuvo un viaje más vacío. Era vacío exactamente? O era aquella tormenta que vislumbraba en el cielo la imagen exacta de la que estaba a punto de desencadenarse dentro de él?
No, no era vacío, se estaba desbordando.
Lluvia torrencial invisible, para que nadie pueda ver su debilidad.
"No te aferres a mí" pronunció en la oscuridad. Lo dijo pensando en él, por el bien de él. Pero no fue de esa manera interpretado. Tal vez quizo decir también "No quiero aferrarme a vos".
Sabés? Se anduvo escapando siempre de las personas que tenían sentimientos puros hacia su persona. Porque al involucrarse con los otros demasiado, el dolor tarde o temprano aparece. Te lastiman y lastimás. Y siempre hay cosas que al otro no le gustarán de vos y viceversa.
No se puede cambiar de la noche a la mañana. Yo lo sé y no te juzgo, aunque me duela.
Y eso también es válido para mí. Trató de esforzarme, pero pensás que las cosas para mí son más simples.
Lo que vale para vos, no vale para mí?
Sos la persona que más me fascina en este mundo, entonces, por qué la felicidad y el dolor, deben ir tomados de la mano?
Debería medir mis palabras con una regla? O tragármelas y quedarme mudo?
Estoy desorientado. Me transportas al cielo y al infierno en cuestión de segundos.
Pero ahora quiero flotar en el aire y ser uno con el viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario