*Visitas*

domingo, 16 de septiembre de 2012






















Al ver su cuerpo recostado, no pudo refrenar sus impulsos.
Quería apropiarse de él. Clavar sus uñas y dientes en su carne como si fuera su presa.
Notó la respiración acelerada, el corazón apunto de explotar,  el deseo que crecía.
Sabía que esto no tendría fin. Que se extraviarían el uno en el otro. Y no importaban las consecuencias.
[Me volvés tan loco, que me enceguezco]
Anhela traspasar la piel del otro muchacho cada vez que lo tiene cerca.
Acaso ignora la belleza y los encantos que llevan al borde del delirio a su amante?
Desconoce la hermosura de su rostro y la delicadeza que la compone?
Es como el efebo por el que luchaban Apolo y Céfiro.
Oh, precioso Jacinto!
Te amaré hasta la muerte y más allá de ella.

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